Estrepitosos y andrajosos
suelen ser algunos gozos,
vendidos por el capricho mundano
andan perdidos por un frío de vicio.
Trashumantes viven esos sentimientos,
vertidos entre el indecible sigilo,
yermo y yerto por el infraudulento sino.
Rara vez el viento es el mismo
soplando con anodino suplicio,
estos suplicios de antecedentes
plétoros de inescrupuloso vino
y juegos ya maltrechos por siglos.
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