Sofía

¡Oh Sofía!

Impelo reverencia ente ti,

reina de este bello paraje

recóndito bajo la intemperie del cielo.

¡Tú deidad imperial del parnaso universal!


¡A ti bello celaje!

Escondido en el amanecer.

Que en este día te corono

en pos de esta luna lívida y álgida.


Sílfide del sagrado mar,

hoy alumbremos tu destreza,

puesto que el vendaval está

asombrado de tal beldad.

¡Oh reina, gema plateada,

Afrodita, temple impoluto con rayos al alba!


Y a la vuelta del siroco

estamos envueltos en un misterio,

acurrucados en esa nube linda y silenciosa,

en ese enigma de tu loable belleza.


Y existe gran facundia de versos

para enmarcar este suave recuerdo

sigiloso de destruenos en sueños,

anexo a aquel breve espacio

de rayos y el fulgor del hielo.



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