El loco (verdadero)

Tenía cara de loco,
con ojos saltones y pelo despeinado,
como un loco,
con la boca salida
hablaba con un dios.

¡Él es un loco!
Besando las paredes,
el aire frío al descubierto del sol.

El mundo real del loco,
es ajeno al tiempo;
fue inspirador verlo correr
en la lluvia que él imaginó.

Él es el ombligo del universo,
él es todo un equilibrio
entre la cordura y la locura,
es la desesperación sin estar desesperado,
la calma bajando con el sereno
y el hambre brotando de la piel.

Él es el epicentro de este poema,
la vanguardia del sitio en cual estoy.
Él es un espejo de páginas amarillas
llenas de amargura, agonía, dolor y placer.

¡El loco se come mi arena
y me arrebata la tierra del suelo!
¡Maldito seas loco!
¡Usurpador de arenas!

Aún así te observo loco,
me inquietas, me zozobras,
me apaciguas, me aplacas.

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